Por Alex Rodríguez.
@LXPHNX
La Copa Confederaciones cerró la jornada 2 de actividades tras la escandalosa goleada de España ante Tahití por 10-0 y el triunfo de Uruguay sobre Nigeria, dejando las cosas con mucha claridad en el sector B.
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| La anotación conseguida en el juego ante Nigeria podría ser un objetivo cumplido para los tahitianos. / Foto: EFE |
Ha sido una Copa bastante agradable en lo que va de ella, pues el nivel futbolístico mostrado ha sido suficiente para que ninguno de los encuentros termine empatado, así como no tener marcadores a cero goles.
Además de esto, la Confederaciones en Brasil ha sido completamente histórica, teniendo a cuatro campeones mundiales por primera vez dentro del certamen, pero también a una selección que es incapaz de competir en cualquiera de los dos grupos, Tahití.
He de decir que desde antes de verlos en su debut, la selección de Tahití me cautivó con su manera única en estar en el evento. Ante Nigeria, el representativo de Oceanía regaló collares a los africanos, y por si fuera poco, las declaraciones del Técnico, Eddy Etaeta, acerca de venir al evento con la intención de meter un gol, son cosas que para muchas podría ser motivo de burlas.
Tahití consiguió anotar ante Nigeria y dio una muy buena exhibición ante el Campeón de África, pese a que el resultado fuera un 6-1 en su contra. El mismo ritual se repitió con España, collares, declaración y goleada y seguramente se repetirá cuando se midan a los uruguayos.
Y es que para muchos es una falta de respeto que un equipo de esa clase participe en un torneo de "Jerarquía", y puede ser cierto, pero esto no es culpa de la selección que representa a Oceanía y sí, resaltó más a los tahitianos que a los profesionales, porque pese a los resultados, y críticas, ellos tienen algo que muchas veces les hace falta a esos en los que depositan (o depositamos) nuestras esperanzas y sueños en un equipo de futbol profesional.
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| Pese a las dos goleadas en contra, Tahití festeja su participación en la Copa FIFA Confederaciones. / Foto: Especial. |
Tahití no tiene liga profesional, tampoco se mueven cantidades irregulares de dinero entre Directivos, Jugadores, Promotores, etcétera. Ellos vinieron a Brasil a cumplir como los que representan a su país y a un un continente, estando perfectamente conscientes de la cantidad de goles que iban a recibir y de la capacidad que tienen para poder afrontar un compromiso de esta índole.
Es injusto, sí, pero no lo es por el paupérrimo nivel, lo es por la increíble manera de luchar y entregarse aun sabiendo que la batalla es una derrota segura, ellos no mueven los píes porque cobran y todo se va a sus cuentas bancarias, lo hacen porque se divierten, porque viven el futbol como un deporte y porque en sus zapatos sí es un símbolo de la representación deportiva de una zona en el mundo, además de ser la esencia más pura de toda la Copa Confederaciones, por eso el gol que lograron es una proeza de Campeonato del Mundo para ellos; simplemente tienen corazón, o como en barrio se dice, eso es tener huevos.
Es injusto, sí, pero no lo es por el paupérrimo nivel, lo es por la increíble manera de luchar y entregarse aun sabiendo que la batalla es una derrota segura, ellos no mueven los píes porque cobran y todo se va a sus cuentas bancarias, lo hacen porque se divierten, porque viven el futbol como un deporte y porque en sus zapatos sí es un símbolo de la representación deportiva de una zona en el mundo, además de ser la esencia más pura de toda la Copa Confederaciones, por eso el gol que lograron es una proeza de Campeonato del Mundo para ellos; simplemente tienen corazón, o como en barrio se dice, eso es tener huevos.
Y sí, es cierto, pueden ser considerados una burla para el orbe, pero al menos ellos tienen lo que en el profesionalismo se perdió, y por ende, la reacción de los románticos de este deporte despertaron y apoyaron a los débiles tahitianos que ganaron el corazón del Maracaná y algunos despistados como yo, que está harto del lucro con un deporte que se supone debe ser puro.
La participación de Tahití en está justa es perfectamente legal pese a quien le pese y es preciso entender que la situación no es exigir a la FIFA que impida que este tipo de selecciones compitan sino que ayude a estos países con toda la cantidad de dinero que este organismo tiene para su avance futbolístico, pues para nuestra desgracía, estamos en un mundo neoliberal y globalizado, mismo que ha alcanzado al futbol y hoy por hoy ya existen clases sociales en él.
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