@albion2112
Los Texanos de Houston vieron como una temporada que arrancó llena de promesas e ilusiones se convirtió en una decepción más, sumándose a las que parecen acumular temporada tras temporada, para creciente desencanto de su afición.
Matt Schaub tuvo una tarde difícil ante los Pats y sufrió una derrota que ha creado dudas sobre su futuro. / Foto: Especial |
Fue una aparición breve en la postemporada, pero todos la veían como la primera de muchas, y con el optimismo de poder construir de manera eficiente sobre el éxito de la temporada 2011 en el 2012, sobre todo considerando que en aquella ocasión no pudieron contar con Matt Schaub, su QB titular, en la parte final de la temporada.
El año comenzó muy bien para el equipo dirigido por Gary Kubiak. Su defensiva se veía como una de las más sólidas y dominantes en la liga, y el ataque terrestre, encabezado por Arian Foster, movía el balón de manera eficiente, abriendo espacios para su ataque aéreo. Los Texanos llegaron a ponerse con marca de 5-0, y parecían destinados a ser uno de los equipos a vencer una vez llegada la postemporada. Sin embargo, el equipo pareció desinflarse en las últimas semanas.
Resulta incomprensible que los Texanos hayan renunciado a Arian Foster como su principal opción ofensiva. / Foto: Especial |
Un accidentado partido ante los Bengalíes terminó en una victoria, pero más por lo que dejaron de hacer en Cincinnati que por los méritos de los Texanos durante el encuentro, creando un ambiente de incertidumbre respecto a la visita que tendrían que hacer a los Patriotas en Foxborough, Massachussetts. Y toda la incertidumbre se convirtió en certeza al ver a un equipo temeroso y dubitativo hacer un tibio esfuerzo para sorprender a Bill Bellichick y su equipo, sin éxito alguno.
Los Texanos renunciaron a su identidad antes de pisar la grama del Gillette Stadium. En vez de salir a jugar con su propio estilo, corriendo el balón en formaciones abiertas para crear espacios y oportunidades a través del play action, optaron por diseñar un plan de juego diseñado para intentar explotar la supuesta vulnerabilidad de la defensiva de los Patriotas. La estrategia no tuvo éxito, y la única razón por la que no se convirtió en un desastre temprano fue la buena actuación de su defensiva, que logró contener parcialmente al poderoso ataque de Nueva Inglaterra.
Gary Kubiak tiene mucho que meditar y analizar de cara a la temporada 2013, que será crucial en su futuro. / Foto: Especial |
Ahora nos dejan a todos con la interrogante de lo que pudo haber sido el partido en caso de que los Texanos hubiesen sdalido a jugar a su manera, sin ceder la iniciativa ni el control del tiempo de posesión a un rival que rara vez requiere de ayuda para poder salir victorioso en los duelos importantes.
Gary Kubiak y su staff se mostraron temerosos de ser ellos mismos, reflejando desconfianza en su equipo y su sistema, y eso es una fórmula segura para el fracaso. Si uno mismo no cree en su capacidad y en su trabajo, ¿quién lo va a hacer? Ahora a los Texanos solo les queda reflexionar sobre lo que hicieron y lo que dejaron de hacer, y pensar en reforzar su equipo en las áreas donde les falta profundidad. Se trata de un plantel talentoso, y esta clase de decepciones son de las que suelen costar el trabajo a entrenadores. Ojalá que Kubiak esté consciente de ello.
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