Por Gerardo Cuéllar.
@GerardoTaker
Después de que una polémica decisión le impidiera coronarse ante Georges St-Pierre en UFC 167 el pasado mes de noviembre, este sábado Johny Hendricks derrotó por decisión unánime a Robbie Lawler para convertirse en el nuevo monarca welter de UFC en una pelea que pudo haber arrojado como vencedor a cualquiera de los dos contendientes.
Johny Hendricks parecía perdido cuando inició el quinto round de la pelea pero el corazón lo sacó adelante. / Foto: UFC.com |
Hendricks y Lawler protagonizaron una auténtica guerra en la que estaba en disputa el cinturón que St-Pierre dejara vacante, y durante cinco emotivos asaltos hicieron vibrar a la American Airlines Center en la ciudad de Dallas, en Texas.
En el arranque de la pelea, 'Bigg Rigg' pareció conectar los mejores golpes y pese a que los dos primeros asaltos de la pelea fueron cerrados, Hendricks parecía haber tomado una ligera ventaja ante un Robbie Lawler que por momentos lucía confiado y que pese a ello nunca dejó de conectar aunque daba la impresión de estar guardando lo mejor de su repertorio.
Los dieciocho nocauts conseguidos por Robbie Lawler a lo largo de su carrera parecían estar a instantes de sumar uno más ya que 'Ruthless' respondió con un boxeo efectivo y maltrató a Hendricks como nadie había podido hacer anteriormente durante los dos siguientes asaltos, dominando por completo a su rival para que la balanza parecía inclinarse a su favor.
Hendricks parecía condenado a quedarse una vez más en la orilla y después de cuatro emotivos rounds salió al quinto asalto buscando recuperar el terreno perdido. El último asalto de la pelea no desentonó en cuanto a emotividad y cuando daba la impresión que Lawler se encaminaba al título, el gran corazón de un maltratado Johny Hendricks lo empujó hacia el frente.
Robbie Lawler parecía estar cerca de consagrarse como nuevo campeón en la categoría de las 170 libras. / Foto: UFC.com |
El ahora monarca estuvo cerca de visitar la lona en los rounds anteriores pero volteó por completo la pelea al poner en predicamentos a Lawler, quien por momentos lució en malas condiciones.
Hendricks sentenció las tarjetas a su favor cuando en el último minuto consiguió un derribe para que después de una pelea disputada casi en su totalidad de pie, los instantes finales transcurrieran en la lona.
Hendricks sentenció las tarjetas a su favor cuando en el último minuto consiguió un derribe para que después de una pelea disputada casi en su totalidad de pie, los instantes finales transcurrieran en la lona.
La decisión fue unánime, favorable para Johny Hendricks a quien los tres jueces que calificaron la pelea vieron ganar por 48-47. Pese al reconocimiento de su rival, el ahora campeón recibió el cinturón de la división de las 170 libras en medio de abucheos por parte del público y se coronó a cuatro meses de distancia de la polémica pelea ante el canadiense Georges St-Pierre.
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