Por Gerardo Cuéllar.
@GerardoTaker
El 27 de Noviembre de 2012, los aficionados necaxistas fuimos testigos del que fuera el último partido como profesional de un jugador al que le bastaron cinco años para convertirse en ídolo e irse de México con el respeto, la admiración y el cariño de toda la afición rojiblanca: Pablo Javier Quattrocchi.
Pablo Quattrocchi vivió de todo con Necaxa y rápidamente se convirtió en referente del equipo rojiblanco. / Foto: Especial |
El 'Jefe', mote con el que se le conocía y que según sus propias palabras nació durante su estadía en Necaxa se ganó también un lugar entre los jugadores históricos del club y vivió de todo en el tiempo que defendió -en todo el sentido de la palabra- la camiseta del equipo.
Quizá uno de los factores que ayudó para la identificación de Pablo con la afición además de la entrega que mostró cada vez que saltó al terreno de juego, sea la humildad que siempre lo caracterizó. Y es que en un deporte donde los jugadores en no pocas ocasiones toman papel de Rockstars, el hecho de que nadie pueda hablar de alguna actitud negativa de él es de resaltar.
Como mencioné, Pablo vivió de todo en Necaxa. Llegó y se coronó con el equipo en el Interliga 2007 y con ello tuvo la oportunidad de jugar un torneo que en Sudamérica cobra una importancia que aún no se le da en nuestro país, la Copa Libertadores de América, certamen durante el cual el equipo contra todos los pronósticos concluyó como líder de su grupo y se dió el lujo de terminar con un largo invicto de 24 partidos del Sao Paulo. Incluso en aquella ocasión Necaxa disputó un encuentro como local en su otrora/eterna casa, el Estadio Azteca.
Después de esa experiencia a Pablo le tocó vivir el proceso que poco a poco llevó al equipo con rumbo a la Liga de Ascenso y lloró en la cancha como muchos de nosotros lo hicimos en la tribuna del Azteca aquel tristemente inolvidable mayo de 2009. A la fecha estoy convencido de que si hubiéramos tenido a once Pablo Quattrocchi en la cancha a lo largo de aquel Clausura 2009, sencillamente nos habríamos olvidado de la tabla porcentual de manera pronta.
Tras el descenso, Pablo tuvo un gesto que seguramente nadie va a olvidar ya que a pesar de tener ofertas de clubes de Primera División y de ser él quien menos merecía jugar en una división de ascenso, fue el primero que levantó la voz para pedir su permanencia en el equipo, solicitándole a la directiva el que no fuera inscrito en el draft de jugadores a fin de buscar al lado de Necaxa el regreso al máximo circuito.
La historia de ese gran año con Omar Arellano en el timón y con Pablo siendo el líder del equipo en el terreno de juego y levantando en un par de ocasiones el trofeo de campeón ante Irapuato y León la conocemos todos, así como también conocemos las lamentables decisiones directivas que nos llevaron de regreso al ahora llamado Ascenso MX. Suponíamos que un nuevo descenso sería el adiós de Pablo Quattrocchi y de alguna manera estábamos agradecidos porque sabíamos que una vez más el había peleado en cada minuto por la permanencia del equipo.
Aún recuerdo el partido que hasta ahora es el último disputado por Necaxa en Primera División y que se jugó en el Estadio Hidalgo de Pachuca, escenario al que muchos asistimos creyendo que se trataba del último encuentro de nuestro capitán con la camiseta del equipo. A la fecha se me enchina la piel al recordar esos cantos que desde la tribuna y a lo largo del partido hicieron parecer que ese día el local vestía de Rojo y Blanco en Pachuca, más aún los que llegaron cuando el árbitro pitó el final del encuentro y que iban dirigidos precisamente a Pablo Quattrocchi.
Pese a eso ahí mismo cuando lo entrevistaron él mencionó que se quería quedar con el equipo y que no se retiraba. Si, quizá sin merecerlo, Necaxa tendría seis meses más a un enorme profesional como aquel jugador nacido en Quilmes, Argentina. Pablo jugó su último semestre como profesional en una liga que aún queremos creer no le corresponde al equipo y que indudablemente no le corresponde ni a la historia del mismo, ni a un futbolista como él fue.
El jugador argentino se fue por la puerta grande de Necaxa con un más que merecido homenaje. / Foto: Especial |
Tuve la fortuna de estar en su casa y más que hacerle una entrevista de que él me contara muchas de las cosas que vivió en su carrera y desde luego en Necaxa. Ese día constaté la gran calidad humana que Pablo Quattrocchi posee y pude notar lo mucho que quiere a la camiseta del equipo, así como lo agradecido que está con todas las muestras de afecto que la afición siempre tuvo con él.
Una semana más tarde fui testigo, estando en el terreno de juego, del último partido como profesional que Pablo Javier Quattrocchi disputó, haciéndolo con la camiseta con la cual él quiso decir adiós a las canchas, la de Necaxa. Esa tarde en Neza, quienes estuvimos en el estadio fuimos testigos del último partido oficial de aquel jugador que en cada minuto se entregó y que sudó la camiseta como desde hacía mucho tiempo nadie lo había hecho.
Casi un mes después, el Estadio Victoria se rindió a sus pies y un partido amistoso contra América sirvió para que la directiva y la afición le rindiera un merecido homenaje que en lo personal me parece quedó a deber pero que creo que es lo de menos porque se reconoció a Pablo como creo faltó hacerlo antes con algunos otros jugadores. Hace ya más de un año que lo vimos portar por última vez la camiseta del equipo y en un par de días será el año de su regreso a Argentina y creo que hoy no podemos sino sentirnos agradecidos por todo lo que nos ofreció a lo largo de 5 años.
Gracias por todo Pablo!
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