Por Alberto Calvo.
Tal parece que el rival más fuerte que enfrentarán los 49ers este año será el exceso de confianza y la falta de capacidad para permanecer fieles a lo que son. Tras conseguir dos victorias aplastantes ante Jets y Bills y demostrar que eran un equipo más completo de lo que muchos pensaban, los californianos recibían a los Gigantes de Nueva York como favoritos.
Uno de los temas más comentados las pasadas dos semanas era lo mucho que había evolucionado el ataque de los 49ers, como habían dejado de ser un sólido ataque terrestre que desgastaba a sus rivales y se había convertido en un ataque balanceado capaz de poner en jaque a las defensivas contrarias con su gran variedad de formaciones ofensivas.
Y todo eso es cierto, pero el éxito del ataque aéreo y las formaciones inusuales depende por completo de establecer con éxito el ataque terrestre, lo que parecieron olvidar el domingo.
Las primeras series ofensivas fueron con la marca de la casa, controlando el ritmo del juego a base de correr el balón eficientemente. Lamentablemente ambas series terminaron antes de llegar a zona roja y el equipo se tuvo que conformar con un par de intentos de gol de campo, uno de los cuales fue fallado por David Akers, dando por resultado una ventaja de más de cien yardas de ofensiva total sobre los Gigantes, pero con solo tres puntos en el marcador.
Los Gigantes empezaron con dos series en las que San Francisco pudo tapar los carriles a sus corredores y cubrir a los receptores de manera eficiente, provocando consecutivas salidas de tres y fuera. Sin embargo, los Gigantes ajustaron y en su tercera serie montaron un ataque aéreo que explotó eficientemente todos los duelos favorables en el perímetro para recorrer el campo e irse arriba 7-3.
Tras irse al descanso abajo 10-3 en el marcador, la segunda mitad no empezó bien para los locales, pues otra serie ofensiva de los gigantes culminó en puntos con una carrera de una yarda de Ahmad Bradshaw. Abajo por dos anotaciones, Harbaugh y si coordinador ofensivo, Greg Roman, cometieron un error táctico imperdonable: Abandonaron el juego terrestre. El tiempo todavía no era un factor, y dos anotaciones no eran un hoyo demasiado profundo para salir de el, pero los 49ers se desesperaron y se volvieron unidimensionales.
Con un anunciado ataque aéreo, los Gigantes pudieron mover a placer a sus safeties y linebackers para asistir en la cobertura, y el resultado fueron tres intercepciones a Alex Smith, algo que no ocurría desde el 2009. El QB de los 49ers ha mostrado gran progreso en las últimas dos campañas, pero me parece injusto esperar que él solo sea capaz de sacar a su equipo de una situación comprometida cuando la defensiva contraria lo tiene bajo presión constante y sin receptores libres.
Sin duda los errores tanto tácticos como mentales serán corregidos de cara al juego de este jueves por la noche, cuando los 49ers reciban a los Seahawks en lo que será su primer duelo divisional en la presente temporada. Por lo pronto, anticipo un regreso a las bases, con una fuerte dosis de Gore y Hunter para recobrar el ritmo y obtener una victoria.
Ojalá que el equipo no requiera más llamadas de atención como las que representan sus dos derrotas hasta ahora, porque se acerca la mitad de la temporada y ya hemos visto lo complicada que puede llegar a ponerse la NFC Oeste.
Tal parece que el rival más fuerte que enfrentarán los 49ers este año será el exceso de confianza y la falta de capacidad para permanecer fieles a lo que son. Tras conseguir dos victorias aplastantes ante Jets y Bills y demostrar que eran un equipo más completo de lo que muchos pensaban, los californianos recibían a los Gigantes de Nueva York como favoritos.
Jim Harbaugh y su staff deben estar conscientes de los límites de Alex Smith y no exigirle que cargue al equipo. / Foto: Especial |
Y todo eso es cierto, pero el éxito del ataque aéreo y las formaciones inusuales depende por completo de establecer con éxito el ataque terrestre, lo que parecieron olvidar el domingo.
Las primeras series ofensivas fueron con la marca de la casa, controlando el ritmo del juego a base de correr el balón eficientemente. Lamentablemente ambas series terminaron antes de llegar a zona roja y el equipo se tuvo que conformar con un par de intentos de gol de campo, uno de los cuales fue fallado por David Akers, dando por resultado una ventaja de más de cien yardas de ofensiva total sobre los Gigantes, pero con solo tres puntos en el marcador.
Los Gigantes empezaron con dos series en las que San Francisco pudo tapar los carriles a sus corredores y cubrir a los receptores de manera eficiente, provocando consecutivas salidas de tres y fuera. Sin embargo, los Gigantes ajustaron y en su tercera serie montaron un ataque aéreo que explotó eficientemente todos los duelos favorables en el perímetro para recorrer el campo e irse arriba 7-3.
Frank Gore necesita ser la pieza central en el ataque de los 49ers. De su éxito depende que lo demás funcione. / Foto: Especial |
Con un anunciado ataque aéreo, los Gigantes pudieron mover a placer a sus safeties y linebackers para asistir en la cobertura, y el resultado fueron tres intercepciones a Alex Smith, algo que no ocurría desde el 2009. El QB de los 49ers ha mostrado gran progreso en las últimas dos campañas, pero me parece injusto esperar que él solo sea capaz de sacar a su equipo de una situación comprometida cuando la defensiva contraria lo tiene bajo presión constante y sin receptores libres.
Sin duda los errores tanto tácticos como mentales serán corregidos de cara al juego de este jueves por la noche, cuando los 49ers reciban a los Seahawks en lo que será su primer duelo divisional en la presente temporada. Por lo pronto, anticipo un regreso a las bases, con una fuerte dosis de Gore y Hunter para recobrar el ritmo y obtener una victoria.
Ojalá que el equipo no requiera más llamadas de atención como las que representan sus dos derrotas hasta ahora, porque se acerca la mitad de la temporada y ya hemos visto lo complicada que puede llegar a ponerse la NFC Oeste.
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