Por Alberto Calvo.
@albion2112
El pasado sábado por la noche se llevó a cabo UFC 173, y el octágono montado en la MGM Grand Garden Arena fue escenario de la mayor sorpresa en UFC desde, por lo menos, el knockout con el que Chris Weidman puso fin al reinado de Anderson Silva en la división de peso medio.
Previo al evento, comenté que el duelo entre Renan Barao y TJ Dillashaw podría ser competitivo por las condiciones atléticas y estilísticas del retador, pero que era muy probable que la experiencia fuese el factor determinante que daría a Barao la victoria para retener el campeonato aún a pesar de enfrentar a un rival muy peligroso, equipado además con las herramientas necesarias para ponerlo en aprietos, y con la tutela de Urijah Faber, peleador que ya ha enfrentado en dos ocasiones al brasileño y podía tener identificadas algunas de sus tendencias.
Aún conociendo la velocidad de Dillashaw, su agresividad, e incluso su poder de puños, nada despreciable en una de las divisiones 'pequeñas', debo admitir que me sorprendió gratamente ver la forma en que salió a disputar la pelea. Sin miedo, con decisión, y determinado a ser él quien dictase el ritmo de la pelea. Esto pareció tomar por sorpresa al campeón, quien se mostraba dubitativo sobre que hacer ante un plan de combate tan agresivo como el presentado por el retador, quien incluso estuvo cerca de poder finalizar el combate en el primer asalto tras conectar un potente volado de derecha.
Barao sobrevivió el round, pero estaba sacudido física y mentalmente, como puso en evidencia la instrucción de su esquina para el segundo round: mantener la distancia y evitar a toda costa los intercambios de golpes. El mensaje era claro: Dillashaw era más fuerte y rápido de lo que anticiparon, y preferían perder otro round a cambio de que el campeón tuviese oportunidad de recuperarse un poco antes de pensar en los ajustes necesarios para tratar de enderezar el rumbo de la pelea en la segunda mitad de la misma. El plan funcionó a medias, pues Barao mantuvo su distancia durante la mayor parte del segundo asalto y sólo hacia el final del mismo se fajo para intercambiar algunos golpes con Dillashaw.
El tercer round comenzó con Barao más agresivo, tratando de arrebatar a su oponente el control de la pelea. A pesar de ello, el retador se mantuvo firme en su estrategia, sin renunciar nunca al ataque, e incluso estuvo otra vez cerca de poder finalizar la pelea tras conectar otra combinación que puso en malas condiciones al campeón, pero al seguirlo hacia la malla optó por buscar el clinch en busca de derribarlo, cuando un ataque continuo bien podría haber puesto punto final a la pelea.
Si alguien dudaba que Dillashaw pudiera mantener su implacable ritmo de combate en los famosos rounds 'de campeonato', el desempeño del retador en los dos últimos asaltos debe haber silenciado a todos. No había duda de que Dillashaw se encaminaba a una decisión con tarjetas de 50-45, pero pocas cosas dan más gusto que ver a un aspirante al título que no tiene intención de dejar nada al criterio de los jueces, y cuando en el último round conectó otra combinación para enviar nuevamente a la lona a Barao, lo siguió para completar la faena con golpes de martillo, provocando la intervención de Herb Dean.
Dillashaw consumó la más grande sorpresa en UFC en lo que va del año, y lo hizo con una actuación dominante y categórica sobre un peleador completo y probado, con una experiencia abrumadora y considerado por muchos como uno de los mejores gladiadores libra por libra en el mundo. Barao no perdía un combate desde su debut, hace ya más de nueve años, y en América jamás habíamos visto que alguien lo maltratase tanto dentro del octágono. Sin duda esta´ra de vuelta decidido a recuperar su cetro, pero por lo pronto tiene que aceptar que Dillashaw fue mejor y merecidamente porta el cinturón de peso gallo de UFC.
@albion2112
El pasado sábado por la noche se llevó a cabo UFC 173, y el octágono montado en la MGM Grand Garden Arena fue escenario de la mayor sorpresa en UFC desde, por lo menos, el knockout con el que Chris Weidman puso fin al reinado de Anderson Silva en la división de peso medio.
TJ Dillashaw dio la gran sorpresa al noquear a Renan Barao para arrebatarle el campeonato de peso gallo de UFC. / Foto: UFC.com |
Aún conociendo la velocidad de Dillashaw, su agresividad, e incluso su poder de puños, nada despreciable en una de las divisiones 'pequeñas', debo admitir que me sorprendió gratamente ver la forma en que salió a disputar la pelea. Sin miedo, con decisión, y determinado a ser él quien dictase el ritmo de la pelea. Esto pareció tomar por sorpresa al campeón, quien se mostraba dubitativo sobre que hacer ante un plan de combate tan agresivo como el presentado por el retador, quien incluso estuvo cerca de poder finalizar el combate en el primer asalto tras conectar un potente volado de derecha.
Barao sobrevivió el round, pero estaba sacudido física y mentalmente, como puso en evidencia la instrucción de su esquina para el segundo round: mantener la distancia y evitar a toda costa los intercambios de golpes. El mensaje era claro: Dillashaw era más fuerte y rápido de lo que anticiparon, y preferían perder otro round a cambio de que el campeón tuviese oportunidad de recuperarse un poco antes de pensar en los ajustes necesarios para tratar de enderezar el rumbo de la pelea en la segunda mitad de la misma. El plan funcionó a medias, pues Barao mantuvo su distancia durante la mayor parte del segundo asalto y sólo hacia el final del mismo se fajo para intercambiar algunos golpes con Dillashaw.
La agresividad y estamina de Dillashaw fueron demasiado para Barao, quien nunca pudo meterse a la pelea. / Foto: UFC.com |
Si alguien dudaba que Dillashaw pudiera mantener su implacable ritmo de combate en los famosos rounds 'de campeonato', el desempeño del retador en los dos últimos asaltos debe haber silenciado a todos. No había duda de que Dillashaw se encaminaba a una decisión con tarjetas de 50-45, pero pocas cosas dan más gusto que ver a un aspirante al título que no tiene intención de dejar nada al criterio de los jueces, y cuando en el último round conectó otra combinación para enviar nuevamente a la lona a Barao, lo siguió para completar la faena con golpes de martillo, provocando la intervención de Herb Dean.
Dillashaw consumó la más grande sorpresa en UFC en lo que va del año, y lo hizo con una actuación dominante y categórica sobre un peleador completo y probado, con una experiencia abrumadora y considerado por muchos como uno de los mejores gladiadores libra por libra en el mundo. Barao no perdía un combate desde su debut, hace ya más de nueve años, y en América jamás habíamos visto que alguien lo maltratase tanto dentro del octágono. Sin duda esta´ra de vuelta decidido a recuperar su cetro, pero por lo pronto tiene que aceptar que Dillashaw fue mejor y merecidamente porta el cinturón de peso gallo de UFC.
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