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UFC: Tras la golpiza a JDS, ¿qué tan seguras son las MMA?

Por Alberto Calvo.
@albion2112

Desde el final de UFC 166 el sábado por la noche, todo mundo habla de qué tan dominante puede ser Cain Velasquezen la división de los completos, y de cuánto corazón mostró Junior dos Santos al seguir adelante en una pelea que ya tenía perdida, pero eso debiera llevarnos a otro tema.

El castigo recibido por Junior dos Santos fue excesivo, sobre
todo en la parte final de una pelea perdida. / Foto: Especial
En la conferencia de prensa posterior al evento, Dana White comentó que, aun cuando había disfrutado la pelea tanto como cualquier otro aficionado a las artes marciales mixtas, le parecía que la pelea debía haber sido detenida en el tercer round. Tras haber tenido oportunidad de ver nuevamente la pelea, es difícil no estar de acuerdo con él. En ese asalto, Cain estuvo a punto de finalizar a Junior tras conectar un combo a la mandíbula del retador. De hecho, Herb Dean parecía a punto de detener el combate, pero Junior lanzó un par de golpes y el referi se contuvo.

Es un hecho de sobra conocido que, cuando se trata de una pelea de campeonato, los referis tienden a ser un poco más laxos en la ejecución de sus funciones, permitiendo a los peleadores seguir con el combate a menos que realmente estén muy mal. Ahora, tras leer acerca de que Junior no recuerda la mayor parte de la pelea, que estaba seguro de que lo habían noqueado en el segundo asalto, y que no tiene memoria alguna de haber sido entrevistado en el octágono por Joe Rogan, habría que cuestionarse que tan saludable es, no sólo para él, si no para las artes marciales mixtas en general, que se permita que un combate se extienda más de lo necesario.

Desde mediados del segundo round se hizo evidente que la única posibilidad que Cigano tenía de ganar la pelea era conectando un golpe de knockout, e incluso esa posibilidad se iba diluyendo conforme avanzaba el combate. Junior seguía lanzando el ocasional derechazo en busca de la mandíbula de Cain, y logró conectar un par de sólidos codazos, pero la fuerza y frecuencia de sus golpes era cada vez menor. La combinación recibida en el tercer round parecía haberlo noqueado, y se diría que a partir de ese momento su cuerpo operó por reflejo y condicionamiento.

El que Junior no recuerde parte de la pelea ni nada de lo que pasó
después, es seña de una conmoción cerebral. / Foto: Especial
Después de ese momento era cuestión de tiempo para que Cain finalizara el combate. Le tomó un round y medio más conseguirlo, pero eso son ocho minutos de una inclemente golpiza que Junior no tenía necesidad alguna de recibir. Un peleador de alto nivel jamás aceptará que es hora de parar, y menos uno tan competitivo como dos Santos, pero creo que su esquina debió haber aventado la toalla, o impedido que Junior saliera a disputar el cuarto asalto de una pelea que para esos momentos ya había perdido. Y ni hablar de los médicos de la Comisión Atlética.

Junior tenía un ojo cerrado por la inflamación de su rostro, y tenía una enorme cortada sobre el otro. ¿Por qué le permitieron seguir peleando? ¿Para qué? La entrega y corazón del brasileño no se pueden poner en duda, pero ahora habrá que pensar en las consecuencias a largo plazo de la golpiza recibida. El episodio antes mencionado sobre que no tiene memoria de la pelea o de lo que ocurrió inmediatamente después son signos claros de que sufrió una conmoción cerebral, algo que no es extraño para un peleador profesional después de sufrir un knockout.

La conmoción puede haber sido consecuencia tanto de los repetidos impactos que Cain inflingió en la cabeza y en la quijada de Junior, como de el golpe que se llevó en la cabeza contra el piso justo antes del final de la pelea. Lamentablemente no existen protocolos para monitorear una posible conmoción en los deportes de combate, a diferencia de lo que se ha implementado en los últimos años, por ejemplo, en la NFL. La naturaleza misma de las artes marciales mixtas hace que implementar algo similar sea muy complicado, pero creo que algo debiera hacerse al respecto.

Tal vez debiera iniciarse una campaña de educación entre los diversos gimnasios y campamentos de entrenamiento, con el objeto de que los entrenadores en la esquina estén conscientes de los riesgos que corre un peleador en esas condiciones. El velar por el bienestar a largo plazo es algo fundamental, no sólo para los peleadores, si no también para los entrenadores (que viven de ellos), y para el deporte mismo. Las artes marciales mixtas son un deporte en crecimiento que sigue evolucionando, y no hay razón para que la salud y seguridad de sus practicantes no sea parte de esa evolución.
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About Alberto Calvo

Apasionado del mundo de los deportes desde que tiene uso de la razón. Nació en la Ciudad de México y no tiene entre sus planes el abandonar la capital.
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