@albion2112
Una de las notas más comentadas esta semana alrededor de UFC fue el resultado positivo por marihuana que arrojaron los exámenes anti-doping de Pat Healy de manera posterior a UFC 159. Como resultado de esos exámenes, Healy recibió una suspensión de noventa días, su victoria fue anulada, y tuvo que renunciar a los dos bonos que había ganado con su victoria por sumisión sobre Jim Miller.
Pat Healy dio positivo por marihuana en un control anti-doping y recibió una suspensión y una sanción económica. / Foto: Especial |
No hay que perder de vista la naturaleza de su falta. La idea de los controles anti-doping después de cada evento tiene que ver con la búsqueda de hacer la competencia dentro de las artes marciales mixtas lo más limpia y transparente que sea posible, y lo que se busca es, principalmente, detectar a todos aquellos peleadores que hagan o hayan hecho uso alguna vez de alguna sustancia encaminada a mejorar su desempeño físico-atlético, y ese no es el caso de la marihuana.
En una época en que la posible legalización de la marihuana es un tema de discusión alrededor del mundo, es difícil creer que en el mundo del deporte profesional y de alta competencia se le siga juzgando con la misma clase de sanciones que se persigue el uso de esteroides, hormona del crecimiento y demás sustancias que buscan crear una ventaja ilícita a favor de un competidor. Y no se trata de salir en defensa de la marihuana, porque existe también un factor cultural que tiene mucho que ver con que se encuentre en la lista de sustancias prohibidas.
La gran mayoría de estudios realizados al respecto indican que el uso de marihuana, ya sea en infusiones o fumada, no ofrece ningún beneficio competitivo en ninguna disciplina deportiva, por lo que suele denominársele como una droga recreativa, cuyo uso pudiera ser equiparado al del alcohol o el tabaco. Entonces se entiende que su prohibición tiene todo que ver con una situación cultural, donde se trata de una sustancia socialmente no aceptada, y no con intentar mantener la competencia equilibrada y transparente.
Nick Diaz es otro peleador que ha tenido problemas en el pasado por el uso de marihuana sin un permiso médico. / Foto: Especial |
A Healy este castigo le cuesta no solo el tiempo de suspensión, sino una cantidad cercana a los ciento cincuenta mil dólares por ingresos perdidos, pues a pesar de que conserva su salario, pierde los dos bonos que había ganado originalmente, que ascienden en conjunto a ciento treinta mil dólares, además de su bono por victoria, que aunque no es revelado en Nueva Jersey podemos estimar que fue de alrededor de quince mil dólares, cantidad que percibió por su victoria anterior.
Esto quiere decir que el positivo por marihuana le costó a Healy más del 80 % de sus ingresos por este combate. Si lo comparamos con el caso más sonado en los últimos tiempos, que sería el de Julio César Chávez Jr, hay que considerar que el boxeador mexicano fue castigado con un total de novecientos mil dólares, que representaban el 30 % de su bolsa de tres millones, sanción que provocó reacciones de escándalo entre peleadores, managers y promotores, con el propio Dana White comentando que la Comisión Atlética de Nevada se había vuelto loca.
Sin duda se trata de un tema delicado y que merece un análisis mucho más a fondo, pero creo que sería importante que la Agencia Mundial Anti-Dopaje y las diferentes Comisiones Atléticas y demás organismos encargados de vigilar el uso de sustancias en el deporte estudiara la situación y buscara hacer que los castigos sean reflejo de la falta cometida. A fin de cuentas se trata de una cuestión de justicia, y ese es un valor que siempre se ha buscado asociar al deporte de competencia.
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