@albion2112
Finalmente se dio la fecha y la primer pelea femenil dentro del octágono de UFC se realizó el pasado sábado 23, con Ronda Rousey defendiendo ante Liz Carmouche el campeonato creado como legado del que ganase en Strikeforce el año pasado al vencer a Miesha Tate.
Ronda Rousey y Liz Carmouche hicieron historia al convertirse en las primeras mujeres en pelear para UFC. / Foto: Especial |
En solo dos años se ha convertido en el rostro más conocido dentro de las artes marciales mixtas, incluso por encima de muchos de los peleadores más veteranos y/o exitosos, quienes rara vez son reconocidos por gente ajena a este deporte, a diferencia de Ronda, quien ha tenido apariciones en los programas de tv más populares de la Unión Americana y recibe además cobertura de medios no especializados.
El sábado Ronda salió al octágono como la gran favorita, al grado que los pronósticos no eran sobre quien ganaría el combate, si no sobre si Ronda sería capaz de volver a terminar la pelea en el primer round y si lo haría nuevamente con su ya acostumbrado sometimiento con barra de brazo. Y eso fue justamente lo que hizo, no sin antes mostrar que es más que una linda cara con un solo truco en el octágono.
Desde el arranque del combate Ronda se fue al frente con la agresividad que la caracteriza, pero pronto se hizo evidente que Carmouche había hecho la tarea e iba preparada para dificultar lo más posible el accionar de la campeona, buscando intercambios rápidos y evitando prolongar cualquier intento de clinch. Pasada la mitad del primer round, la retadora estuvo a punto de dar la gran sorpresa cuando logró tomar la espalda de Ronda desde la posición de pie.
Liz Carmouche estuvo a punto de dar la gran sorpresa de la noche. / Foto: UFC.com |
La pelea se fue al piso y ahí eras cuestión de tiempo antes de que la campeona le sacara provecho a su habilidad en judo. Tras algunos buenos lances entre ambas en busca de obtener la mejor posición, Ronda hizo una muy buena transición que le permitió controlar el tronco y cuello de la retadora, y en cuestión de segundos pudo asegurar su brazo derecho para obtener su séptima victoria consecutiva por sumisión vía barra de brazo.
Más allá de que se pueda alegar que el resultado era predecible y que la pelea terminó de la manera en que todo mundo esperaba, las condiciones del combate fueron todo menos predecibles, poniendo a prueba la resistencia y recursos de Ronda, quien demostró que además de su dominante judo y Jiu jitsu puede también defenderse o entrar en la pelea de intercambio de golpes, y en el suelo demostró que puede tener paciencia para trabajar con los puños antes de buscar la sumisión.
Más importante aún, Ronda demostró que tiene el corazón de una verdadera campeona y que quienes piensan que su reputación era producto de una buena campaña de marketing y relaciones públicas, o que no tenía los argumentos técnicos y atléticos para justificar tanta atención, estaban muy equivocados. De igual modo, había quienes dudaban de la capacidad de las mujeres de poder llevar la responsabilidad de encabezar un cartel, pero Rousey y Carmouche se entregaron a una pelea sin cuartel, poniendo un ejemplo que muchos peleadores de renombre harían bien en seguir.
Ronda Rousey obtuvo su séptima victoria como profesional, otra vez en el primer round con una barra de brazo. / foto: UFC.com |
Por lo pronto, Ronda se confirmó como una gran campeona, una que sin duda se mantendrá en la cima de la división femenil hasta que aparezca alguna rival capaz de igualar o superar su agresividad, determinación y capacidad técnica.
Las artes marciales mixtas tienen una reina, y su nombre es Ronda Rousey. Larga vida a la reina.
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