@albion2112
El último evento de UFC en 2013, UFC 168, se llevará a cabo este sábado 28 de diciembre en la MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, Nevada, teniendo como pelea estelar la revancha entre Anderson Silva y Chris Weidman con el campeonato de peso medio de UFC en juego.
La victoria de Weidman sobre Silva en UFC 162 es considerada una de las grandes sorpresas de la historia. / Foto: Especial |
El norteamericano salió decidido a demostrar que las expectativas a su alrededor estaban sustentadas en la realidad, y dominó al campeón durante el primer asalto, pero no de una manera que hiciera pensar que podía finalizar el combate de manera temprana. La misma idea debe haber cruzado la cabeza del campeón, pues para el segundo asalto cambió su estrategia, intentando meterse en la cabeza de su oponente para sacarlo de concentración y buscar algún hoyo en su juego que le permitiera tomar el control de las acciones.
Sin embargo, su constantemente criticado gusto por fanfarronear le costó caro, pues tras invitar constantemente al retador a golpearlo, calculó mal las distancias y fue enviado al suelo por un potente derechazo de Weidman que le apagó las luces. Un exceso de confianza ante un peleador concentrado y decidido puso final al reinado de la Araña en la división de los medios, e incluso parecía que a su carrera, pues después del combate se le veía incluso aliviado de ya no tener encima la presión de ser el campeón y quizás el mejor de todos los tiempos.
Silva pagó cara su fanfarronería en UFC 162, y tal vez nos quitó la posibilidad de presenciar un gran combate. / Foto: Especial |
El brillante historial de Silva no puede ser negado por su derrota en julio pasado, pero la manera en que perdió si parece afectar un poco la credibilidad que construyó a lo largo de los años. En su preparación para la revancha se le ve completamente enfocado, y tal vez el entrar al octágono por primera vez en casi ocho años sin el peso y presión que añade el hacerlo como el campeón puede permitirnos ver a un Anderson Silva muy diferente. Su legado no se verá afectado si vuelve a perder, pero sin duda será importante la forma en que se desarrolle el combate.
Por su parte, Weidman sale con la presión de demostrarle al mundo que si consiguió aquello en lo que tantos habían fracasado no fue por accidente. Una derrota sería catastrófica para él sobre todo a un nivel psicológico, pues regresar el título a Silva vindicaría las afirmaciones de aquellos que descalificaron al joven gladiador como simplemente un chico que tuvo una noche de suerte. Una victoria validaría todo su trabajo y le ganaría el respeto de propios y extraños, confirmándolo como el presente y futuro de la división de peso medio de UFC.
Chris Weidman quiere probar al mundo que es campeón porque lo merece, y que la suerte nada tuvo que ver. / Foto: Especial |
Una vez que todo esté dicho el sábado por la noche, las carreras de estos dos gladiadores serán distintas de una u otra manera, alterando la percepción que se tiene de ambos, y pobablemente cambiando la idea del legado que ambos dejarán en el octágono.
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