@albion2112
La NFL está de vuelta. Comenzaron los campamentos de entrenamiento, se realizó la ceremonia de inducción al Salón de la Fama, y los equipos están listos para los juegos de pretemporada. Y al igual que cada año, han comenzado las lesiones, con algunos jugadores siendo ya descartados para todo el 2013.
Robert Griffin III se rompió el LCA en un juego de playoffs en enero y todavía no está listo para volver a jugar. / Foto: Especial |
Las razones pueden ser muchas: demasiados jugadores participando del campamento, jugadores que vienen de meses de inactividad, contacto con fuerza excesiva por falta de concentración, etc. Pero más allá de las posibles causas me parece importante difundir la clase de lesión de que estamos hablando, a fin de que la mayoría de los aficionados pueda poner en perspectiva la gravedad de esta lesión o apreciar las instancias en que se habla de una recuperación rápida o de la posibilidad de seguir jugando sin someterse a cirugía, como parece ser lo estaba considerando Bryan Bulaga.
En este esquema se puede apreciar la estructura de la rodilla y sus partes principales, incluyendo los ligamentos. / Foto: Especial |
El LCA, específicamente, conecta el fémur con la tibia, previniendo que ésta se deslice hacia adelante, manteniendo en línea las partes superior e inferior de la pierna, y ofreciendo resistencia a la rotación interna de la tibia.
Al dañarse el LCA, caminar se convierte en una función complicada, más aún correr o intentar cambiar de dirección. Este daño puede ocurrir sin contacto, pero lo más común es que sea producto de un golpe o de algún movimiento brusco que obligue a la parte baja de la pierna a girar hacia dentro o a moverse hacia adelante. La razón por la que toma tanto tiempo recuperarse de una lesión de LCA es que los ligamentos requieren más tiempo para sanar que casi cualquier otra clase de tejido en el cuerpo humano. En el caso de una rotura, el ligamento no tiene posibilidad de sanar sin ayuda.
Cuando se habla de cirugía reconstructiva, ésta implica remplazar completamente el ligamento dañado, para lo cual se utiliza un injerto de tendón tomado de alguna otra parte del cuerpo del atleta, usualmente de la corva, o en ocasiones del tendón de la rótula, en la misma rodilla. Después de la rodilla viene la terapia de rehabilitación, donde un terapista físico trabaja para ayudar al paciente a recuperar fuerza y rango de movimiento conforme el nuevo LCA queda cimentado en su lugar. El proceso completo puede llegar a tomar entre nueve y doce meses.
Un movimiento de torsión es la principal causa de un desgarre o rotura del ligamento cruzado anterior. / Foto: Especial |
El caso más reciente de un jugador que pretendiese seguir jugando a pesar de la lesión es el de Bryan Bulaga, tacle izquierdo de los Empacadores de Green Bay, quien había contemplado la posibilidad de no operarse la rodilla, pero una segunda opinión médica confirmó el diagnóstico inicial de rotura del ligamento, por lo que el veterano jugador se someterá a una cirugía reconstructiva, uniéndose a la otra decena de jugadores que se perderán la temporada 2013 a causa de una lesión similar.
A pesar de que es loable el espíritu competitivo de estos atletas, me parece importante que prevalezca la cordura y busquen una completa rehabilitación antes de reintegrarse al deporte. A fin de cuentas, se trata de profesionales que utilizan su cuerpo para ganarse la vida, y me parece que es preferible perderse unos meses de actividad a cambio de recuperarse y poder seguir compitiendo por algunos años más.
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